¿Te has preguntado cómo puedes apoyar a tus hijos para que se organicen mejor en sus estudios y alcancen el éxito académico?
La organización es una habilidad clave que no solo mejora el rendimiento escolar, sino que también fomenta la independencia y la confianza en sí mismos.
En este artículo, te ofreceremos estrategias prácticas y sencillas para ayudar a tus hijos a desarrollar hábitos de organización efectivos.
Aprenderemos a:
Establecer objetivos motivadores
Planificar el tiempo de estudio
Utilizar técnicas que faciliten el aprendizaje
Para que tus hijos se sientan motivados, es esencial que piensen en lo que quieren conseguir, en qué les inspira según sus intereses y talentos.
Puedes ayudarles haciéndoles preguntas como:
¿Qué te gustaría ser cuando seas mayor?
¿Cómo imaginas tu vida ideal en 10 o 15 años?
¿Qué pasos crees que debes dar para alcanzar ese sueño?
Estas preguntas les permiten visualizar un proyecto de vida que les entusiasme y les brinda razones para esforzarse en sus estudios.
Una vez que tengan claras sus sueños, es momento de bajarlos a tierra y traducirlos en objetivos concretos y alcanzables.
Ayúdales a identificar las habilidades que necesitan desarrollar y las tareas que deben completar dibujando un proyecto distribuido en objetivos a largo, medio y corto plazo.
Organización mensual, trimestral o anual: Utiliza calendarios y agendas para planificar proyectos y establecer fechas límite.
Organización semanal: Analiza junto a ellos cuánto tiempo tienen disponible cada día y asigna bloques de tiempo para estudiar, practicar deportes y descansar.
Organización diaria: Cada día, elaboren una lista de tareas priorizadas según su importancia y urgencia.
*Ejemplo de organización semanal con Google Calendar:
La Matriz de Eisenhower es una herramienta sencilla que ayuda a clasificar las tareas según su importancia y urgencia:
Importante y urgente: tareas que deben hacerse de inmediato.
Importante pero no urgente: tareas que pueden planificarse para más adelante.
No importante pero urgente: tareas que se pueden posponer o hacer en momentos menos productivos.
No importante y no urgente: tareas que pueden eliminarse o dejar sin programar.
Anima a tus hijos a enfocarse primero en las tareas importantes, dedicando sus mejores momentos del día a actividades que desarrollan las habilidades que necesitan para conseguir sus objetivos a largo plazo.
Asegúrate de que no caen en la trampa de urgencia y les dan prioridad a aquellas tareas que permiten desarrollar sus capacidades, como cuando utilizan técnicas de estudio eficientes.
La curva del olvido indica que, tras la primera vez que estudiamos algo, olvidamos gran parte rápidamente. Es por esta razón, que el aprendizaje efectivo requiere de planificación y constancia.
Realizar repasos espaciados a intervalos crecientes ayuda a aplanar la curva, llevando los conocimientos a la memoria a largo plazo.
Aquí te proponemos una programación práctica:
Repaso diario: después de clase, que repasen activamente lo aprendido sin mirar los apuntes.
Repaso semanal: durante el fin de semana, que revisen todo lo visto en la semana y se preparen para lo que viene.
Repaso mensual: al final de cada mes, que revisen el material acumulado para consolidar el conocimiento.
Además, estos repasos deben ser intercalados, lo que significa que no deben realizarse de la misma forma. Es importante utilizar diferentes técnicas durante el proceso de aprendizaje.
Aunque las técnicas de estudio son un mundo, aquí te presentamos algunas que pueden ser muy útiles y fáciles de implementar:
Mapas mentales: Ideales para visualizar y conectar conceptos.
Tarjetas de memoria (flashcards): Excelente para memorizar definiciones o datos.
Enseñar a otros: Explicar el material a alguien más refuerza el aprendizaje.
Autoexámenes: Ponerse a prueba ayuda a identificar áreas que necesitan más atención.
*Si quieres profundizar en este tema, visita la página sobre técnicas de estudio.
*Ejemplo de plan de estudios con repasos espaciados intercalados:
Comienza hoy mismo a aplicar estas estrategias y observa cómo tus hijos desarrollan confianza, autonomía y una actitud positiva hacia el aprendizaje.
Involúcrate en el proceso: siéntate con tus hijos y ayúdales a establecer sus objetivos y planificar su tiempo.
Fomenta la comunicación: mantén un diálogo abierto sobre sus avances, inquietudes y logros.
Proporciona recursos: facilítales herramientas y materiales que les ayuden en su organización y estudio. Aplicaciones como Google Calendar, Notion o Anki pueden facilitar la organización y hacerla más atractiva.
Celebra sus logros: Reconoce y celebra cada meta alcanzada, por pequeña que sea. Recuerda que la clave está en la constancia.
Incentivos: programar el ocio y establecer pequeñas recompensas puede motivarles a completar tareas menos atractivas y a evitar la procrastinación.
Flexibilidad y personalización: cada estudiante es único, ajusta los horarios y métodos según sus necesidades y ritmo.
Sabe más del camino la tortuga que la liebre.
Enfocarse en mejorar sus habilidades 1% cada día marcará la diferencia, ya que genera un efecto acumulado que muchos estudiantes no consideran.
Por ejemplo, si se enfoca en mejorar su pronunciación en inglés dedicándole tan solo 10 minutos al día, al final del año habrá acumulado 2 días y 13 horas en un año.
Una experiencia personal:
Pasaban mis días lenta y agónicamente. Esperando a que llegara algún evento que me despertara el interés “¿Cuánto queda para mi cumpleaños? ¿Y para Navidad?” Aún no me daba cuenta de que la vida en sí puede ser un regalo. Tan solo un cambio de perspectiva, un aumento de miras, dejar de ver el tiempo como algo que simplemente pasa inexorablemente y empezar a utilizarlo para fortalecer mis talentos y crear un proyecto de vida que me entusiasme.